Director:
Julián Plana

Colaboradores:
Véase Página de Firmas

Producción:
Tarsis.net
La originalidad y la intención de Ortega no están en la primera parte de la frase, la anterior a la coma, sino en la posterior a esa coma.
De hecho, yo soy yo y mi circunstancia, que es una referencia al Ideen de Husserl, publicado meses antes (Ich bin ich und meine Umwelt), puede ser una sentencia disculpatoria: yo soy yo pero, claro, está también mi circunstancia...
Sin embargo, la frase completa de nuestro pensador nos obliga a la acción y nos hace responsables del resultado.
Democracia

SEGUNDA VUELTA

Andalucía, Asturias, municipios, Grecia...

 

No podemos pretender que nuestra Democracia sea perfecta. Ninguna lo es.

Es famoso el aforismo atribuido a varios prohombres (Churchill, Gladstone…) “La Democracia es el peor de todos los sistemas políticos, si exceptuamos todos los demás”.

Pero nos producen cierta envidia algunas importantes características de otras democracias. Por ejemplo:

Las circunscripciones británicas, que hacen que la representación empiece desde abajo y se vote a personas ya conocidas por su trayectoria política. Así, resulta banal el falso debate sobre las “listas” fabricadas en los sanedrines de los partidos, que si abiertas o cerradas; parece ser que el abrirlas en Italia representó sólo un dos por ciento de variación; da casi igual, si es que no conoces a nadie. En las elecciones de 1936, al final de la segunda república española, se dice que Ortega y Gasset votó con la papeleta del Frente Popular, en la que había tachado todos los nombres excepto el de Julián Besteiro.

La libertad real de voto de cada representante del pueblo en las cámaras británica y estadounidense.

Menciono países conocidos por los casos, lo que no quiere decir que no ocurra en otros, afortunadamente para sus pueblos.

O la segunda vuelta de las elecciones francesas para la presidencia y la Asamblea Nacional (y de las de muchos otros países; incluido Portugal para las presidenciales, lo que nos hace los raros de la vecindad), en la que sólo se votan los dos candidatos o partidos más votados en la primera. Como se acercan las elecciones francesas para la Asamblea, le sugiero que siga atentamente su dinámica.

EN QUÉ PODRÍA CONSISTIR EN ESPAÑA

Aplicada a la situación dada en Andalucía y Asturias, donde ningún partido ha obtenido la mayoría absoluta, para la segunda vuelta dejaría de poderse votar a todos los partidos excepto, pues, a los dos más votados en la primera.

Ya  sé que esto que voy a imaginar no es exactamente lo que sucede en Francia, pero sería lo más aceptable en España, en mi humilde opinión: entre una y otra vuelta, los partidos negociarían; por ejemplo, es de suponer que en las listas del PSOE se incluirían candidatos de Izquierda Unida y que el programa que se sometiera a los votantes sería también concertado. Los votantes de IU en la primera vuelta es de suponer que votarían por estas listas en la segunda; claro que votantes, digamos, “centristas”, del PSOE podrían votar al PP, si se sintieran mas acordes con su programa que con el nuevo, el conjunto. 

VENTAJAS

No se daría el caso, casi inmoral, de que no gobernara el partido más votado, al fin, por el pueblo.

Los programas cobrarían mucho mayor protagonismo.

INCONVENIENTES

El principio de la copa dañada

El costo de unas nuevas elecciones. Claro que no serían como las de la primera vuelta y, además, parece que eso de los mitines-baños-de-multitudes (con sus equipos de sonido, autocares, bocadillos, gorritas, banderitas, etc.), así como la publicidad exterior (que, en cualquier caso, digamos que valdría la de la primera vuelta), son cosas que están en retroceso en el actual mundo de las comunicaciones sociales.

PERO ES QUE SI NO HAY SEGUNDA VUELTA…

Puede no gobernar la lista más votada y, además, con un programa sobrevenido que ni sus votantes habían votado. Y perdonen ustedes la redundancia, pero es que el concepto de votación lo merece. ¿Qué, si no? Dicen que es «legítimo» y «constitucional» y no digo yo que no; pero en una escala del 1 al 10 en Democracia, ¿que nota le da usted?

Recordemos el caso aun más enrevesado del «tripartito» catalán.

Y los famosos transfuguismos, a uno u otro precio; especialmente en corporaciones municipales. Vergonzosos, ¿no?

Insisto en que no es el único problema de nuestra democracia, pero quizá sea el más acuciante. En esto, tendríamos que atenernos al procedimiento de la vieja copa dañada. Empecemos por las grietas más profundas y el nivel democrático subirá; es bueno pero evidentemente no tan útil empezar por las superficiales.

 JP

 

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